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2 de Febrero
¿Eres capaz de describir qué es la felicidad? ¡Seguramente te resulte difícil de definir!
Esa es una pregunta que todos los seres humanos nos hemos hecho desde hace mucho siglos. Los primeros que intentaron responderla, fueron los artistas y los filósofos. Ahí fue que surgieron respuestas hermosas como la de Jean Paul Sartre: “Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace” o la de Isabel Allende: “La felicidad que se tiene deriva del amor que se da”.
Pero, desde hace un par de décadas, los neurocientíficos se unieron en esta búsqueda de definiciones y entendieron que la felicidad, en resumen, es un proceso químico.
¿¿Cómo así?? ¡¡Sigue leyendo para entenderlo!!
Antes de hablar sobre la felicidad química, conversemos un poco sobre las hormonas, las glándulas y el cerebro.
¡Tranquila! Vamos a explicarte todo de manera muy fácil de entender: Nuestro cerebro, cuando identifica alguna necesidad o algún estímulo, envía una señal a nuestras glándulas para que produzcan las hormonas que necesitamos.
¿Qué son las glándulas? Son algunos órganos que tenemos en el cuerpo que se encargan de producir hormonas. ¿Cuáles glándulas hay? ¡¡Muchas!! Por ejemplo, la tiroides, el páncreas, los ovarios, las glándulas suprarrenales y la hipófisis. ¿Y qué son las hormonas? Son las mensajeras químicas del cuerpo humano.
Un ejemplo para que entendamos mejor: cuando comemos algo dulce (como un postre o una fruta), nuestro cerebro identifica que hay una subida en la cantidad de azúcar que hay dentro del cuerpo, por lo que le manda un mensaje al páncreas pidiéndole que produzca insulina, que es la hormona que se encarga de digerir el azúcar de la manera correcta.
Lo mismo sucede con todas las hormonas de nuestro cuerpo: tienen funciones específicas. Hay unas, por ejemplo, relacionadas con el ciclo menstrual, unas que nos ayudan a crecer cuando somos niñas, unas que están en contacto directo con nuestras emociones y otras que regulan los demás sistemas del cuerpo.
Así, también existen unas hormonas que los neurocientíficos han clasificado como “las hormonas de la felicidad”. Eso significa que, cuando nuestro cerebro las produce (porque el cerebro también tiene glándulas adentro), nos sentimos mejor, más animadas y con más ganas de hacer cosas.
Eso es, entonces, la felicidad química.
Ya hablamos de que el cerebro pide que se produzcan ciertas hormonas cuando identifica un estímulo externo (como el ejemplo del azúcar) o una necesidad interna (como el ciclo menstrual).
Es por eso, que esos científicos, han hablado sobre cómo podemos hacer que nuestro cerebro incremente la cantidad de hormonas de la felicidad que produce durante el día. Te diremos actividades que puedes hacer en tu día a día para que actives químicamente tu felicidad.
Ya te contamos que existen las “hormonas de la felicidad”. Eso significa que no es solo una, sino un conjunto de cuatro químicos diferentes que cumplen funciones muy distintas dentro de nuestro cuerpo. Por eso, se considera entonces, que la felicidad no es solamente producir estas hormonas, sino producirlas de manera equilibrada.
¿Cuáles son los 4 químicos a los que les debemos ser felices? ¡Aquí te los presentamos!
La serotonina, cuyo nombre científico es 5-hidroxitriptamina, es un neurotransmisor que está relacionado con el control de las emociones y con el estado de ánimo. Además, tiene estas funciones:
Regula el apetito y ayuda a nuestro cuerpo a identificar cuándo ya está lleno.
Controla la temperatura del cuerpo.
Regula la líbido.
Participa en el proceso de regulación de la ansiedad, el miedo, la angustia y la agresividad.
Ayuda a producir melatonina, que es la hormona que regula los ciclos del sueño.
La dopamina es un neurotransmisor conocido como “la hormona del placer” porque se segrega para “premiarnos” cuando hacemos una cosa que nos gusta mucho: como comer, tener relaciones sexuales, dedicarle tiempo a un hobby o abrazar a alguien que queremos.
Además, tiene otras funciones muy importantes en el cuerpo:
Ayuda al cuerpo a moverse de manera fluida y con sentido.
Aumenta la capacidad de retentiva y mejora la memoria a corto plazo.
Contribuye a la atención y a la concentración.
Tiene un papel muy importante en el aprendizaje y en el pensamiento lógico.
Regula la producción y la segregación de prolactina, que es la hormona que se encarga de producir la leche materna.
Regula el comportamiento social del ser humano.
Desempeña un papel en el procesamiento del dolor.
Las endorfinas se llaman científicamente “péptidos opioides endógenos” y son los neurotransmisores que primero se relacionaron con la felicidad y el estado de ánimo. Su composición química es muy parecida a la de la morfina, por lo que nos hacen sentir bien y mejoran el dolor.
Tienen además otras funciones:
Mejoran el estado de ánimo y promueven la calma.
Retrasan el proceso del envejecimiento celular.
Juegan un papel muy importante en el sistema inmunológico, que es el que previene enfermedades.
Reducen la ansiedad.
Contrarrestan las consecuencias de la adrenalina, que es la hormona del estrés y la ansiedad.
La oxitocina es una hormona y un neurotransmisor que hace parte del proceso de la felicidad química. Una de sus funciones principales es ayudar al cuerpo de las mujeres a inducir el parto y a reducir el dolor durante ese momento, pero tiene muchas otras:
Potencia la secreción de leche materna cuando el bebé succiona el pezón de la mamá.
Participa en la dilatación cervical que permite la inducción de los partos.
Induce los orgasmos tanto en hombres como en mujeres.
Ayuda a los espermatozoides a recorrer el camino hacia la fecundación dentro del cuerpo de las mujeres.
Reduce la excreción de orina.
Incrementa las sensaciones corporales relacionadas con el enamoramiento: como las palpitaciones, la sudoración y las mariposas en el estómago.
Incrementa la excitación sexual.
Promueve el entendimiento de la comunicación no verbal.
Aumenta la confianza y reduce el miedo social.
Aumenta la empatía y promueve la memoria.
Aprendimos entonces que las hormonas de la felicidad tienen unos impactos muy importantes en nuestro cuerpo y en nuestra vida. Pero, ¿qué debemos hacer para que nuestro cerebro produzca más de esas hormonas?
Esa es la clave de la felicidad química: Las acciones que podemos tener de manera consciente en nuestras rutinas para generarle al cerebro el estímulo o la necesidad de producir una de esas 4 hormonas y, así, mejorar nuestro estado de ánimo y nuestra calidad de vida.
Aquí te damos una serie de acciones que puedes implementar en tu vida diaria:
Escucha música optimista.
Come alimentos que te gusten mucho y date el tiempo de disfrutarlos.
Establece rutinas del sueño que te permitan descansar el tiempo que requieres.
Completa tareas pequeñas y disfruta de esos pequeños logros cotidianos.
Haz ejercicio y mueve mucho tu cuerpo.
Utiliza aceites esenciales o humidificadores que te hagan disfrutar.
Come chocolate negro.
Mira películas que te hagan reír.
Acaricia a tu mascota.
Abraza a las personas que amas durante algunos segundos.
Cocina algo que te guste mucho y disfruta del olor y del sabor.
Ten contacto físico con las personas que te rodean, como abrazos, apretones de mano o caricias.
Toma un baño de sol.
Medita y practica técnicas de respiración consciente.
Ya sabes cómo funciona el sistema endocrino de tu cuerpo y sabes cómo generar felicidad química con acciones sencillas en tu vida diaria. ¡¡Ahora solo te queda implementarlas!!
Esperamos que hayas aprendido mucho en este artículo y que te sientas motivada a hacer pequeños cambios en tu estilo de vida para ayudarle a tu cerebro a producir estos cuatro químicos de la felicidad. Estamos seguras de que te va a ser muy útil y que vas a ver cambios en tu estado de ánimo.
Te vamos a poner un ejemplo para terminar: imagínate que un día tienes un accidente y te quiebras un hueso de tu brazo. Para curarte, sabes que deberás ir a donde un profesional de la salud que te va a atender la urgencia. ¿Cómo? Si es muy grave, con una cirugía, pero si no lo es tanto, con un yeso. Luego de eso, tendrás que asistir regularmente a terapias para recuperar la movilidad del brazo.
Lo mismo pasa con la salud mental. A veces, cuando tenemos una urgencia, necesitamos asistir con el psiquiatra que nos dirá cuál es el mejor tratamiento para nosotros. Deberemos después asistir a citas regulares con la psicóloga para aprender a sentirnos mejor de nuevo. Es un trabajo en equipo en el que tú eres la protagonista y la responsable.
Recuerda que puedes consultar con nuestra Psicóloga Online en caso de que sientas que necesitas hablar de algo en específico o si tienes preguntas sobre el tema.
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