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23 de Noviembre
Sabemos que ya te hemos conversado contigo y con tus papás de bullying, pero hoy te traemos algo que quizá ni te imaginas: la carta de alguien, más grande que tú, que sufrió de bullying cuando tenía tu misma edad.
Su mensaje es claro: ¡Todo va a mejorar!
Parece loco porque cuando estamos viviendo un momento como este, en el que el dolor, la rabia y el rencor son los protagonistas, creemos que somos las únicas que están pasando por algo así. Incluso, llegamos a pensar que no podremos superarlo nunca. Es por eso que escuchar historias de personas que lo sufrieron y lo dejaron atrás para seguir con sus vidas, parece algo insólito.
Pues bueno, esta es solo una de las tantas historias de vida que quizá sirvan para que no te sientas tan sola y puedas superar este momento.
No he querido contar esta historia, porque parece absurdo cuando miro hacia atrás y recuerdo. Absurdo y difuso. Casi una mentira. Era muy pequeña para lo que ocurría a mi alrededor, pero mi amiga (Mafe), quien sufrió de bullying conmigo, era mucho más joven para todo lo que le ocurriría.
Estaba en mis últimos años de bachillerato, salí de un colegio que mi mamá ya no podía pagar y llegué a mitad de año a uno femenino y público, donde todas las demás ya llevaban años de conocerse o, por lo menos, algunos meses. Yo era, por decir lo poco, una infiltrada. La que no pertenecía a ninguna parte. Los grupos estaban conformados, las sillas juntas en una esquina o la otra, según las afinidades de las muchachas. Yo, sola.
Recuerdo que la primera clase en la que estuve fue de matemáticas, una de las materias que más me abrumaba, porque entendía poco de los números. El profesor hablaba y hablaba de temas que para mí eran totalmente desconocidos, pero que para el resto del salón eran viejos, pues ya llevaban meses en ellos. Quizá fue mi cara de total angustia la que atrajo a Mafe hacia mí, o el hecho de que ella también llevaba apenas un mes en el colegio y no había podido encajar en ningún grupo hasta ese momento. Volteé y la vi acercarse: rubia y bajita, arrastraba una silla hacia mí. Se sentó con una sonrisa y me ofreció su ayuda. Desde entonces fuimos inseparables.
Resultó que Mafe, bella y enamoradiza, quedó embarazada poco antes de la graduación. Al principio, fue un secreto a voces que solo ella y yo comentábamos con soltura. Pero, conforme pasaba el tiempo y su barriga crecía, las demás se enteraron. Con esa noticia, más el hecho de que nunca habíamos tenido otras amigas, fue más que suficiente para desencadenar un muy mal trato por parte de nuestras compañeras.
Muchas decidieron burlarse a espaldas de Mafe, otras, la enfrentaron e incluso llegaron a querer golpearla (no me pregunten por qué, el bullying no es algo que pueda explicarse fácilmente). Aún tengo recuerdos amargos de esos días.
Pero, los recuerdos más importantes que tengo y los que conservo con más amor son los que sé que fui una niña valiente, amorosa y empática.
Ni Mafe ni yo nos quedamos calladas. Seguimos los conductos regulares y hablamos con nuestros papás y con nuestros profesores. Hubo días duros y claro que estábamos llenas de miedo, pero ahora, como adulta, puedo entender que nosotras hicimos lo correcto.
El bullying, yo creía que era imposible de superar y de perdonar, pero con el paso de los años me he dado cuenta de que no solamente yo la estaba pasando muy mal. Pude ponerme en los zapatos de las demás niñas que nos molestaban y entendí que eso es el resultado de algunas situaciones en sus casas y en sus familias que yo nunca vi.
No las justifico, pero entiendo la necesidad de ponerme en la posición de las que me hicieron sentir mal para hablar y perdonarlas desde la empatía.
Aun así, y me alegro decirlo: Mafe y yo nos graduamos como dos de las mejores estudiantes de nuestro curso. Y, aunque definitivamente no fue fácil, mantenernos unidas y apoyarnos la una a la otra nos ayudó a superar aquella etapa.
Yo creo en el valor de los amigos, de la valentía y del amor.
Si tú, que me estás leyendo, estás pasando por una situación como la que yo viví en el colegio, tengo solo un consejo para darte: ERES UNA PERSONA VALIOSA Y MERECEDORA DE AMOR Y RESPETO.
No te quedes callada, activa a tu red de apoyo y recuerda que el bullying nunca es tu culpa.
Como ves, el bullying es algo que le puede ocurrir a cualquiera, en diferentes dimensiones y momentos de la vida. Si tú estás pasando por algo parecido, te queremos dejar un par de recomendaciones para que tu día a día sea más llevadero y para que juntos eliminemos el bullying y llenemos de loving nuestro colegio.
Lo primordial es que hables con un adulto al que le tengas confianza, pues son ellos los que mejor conocen cómo se deben tratar estos casos y los que se van a asegurar de que tú estés en un ambiente feliz y cómodo.
Puedes elegir a tus papás, a un amigo adulto cercano, a tu profesor o a cualquier persona que te ayude a hacer un plan de acción.
Por eso, creamos este artículo: A mi hijo le hacen bullying, ¿qué hago? para que lo leas junto con tus papás y juntos puedan llenar el mundo de Loving. Y te recomendamos ver este video para que sepas ¿qué es el bullying y cómo enfrentarlo?
Cuéntanos si has pasado por algo parecido o si en este momento estás atravesando una situación en la que eres víctima de bullying. Recuerda que tenemos un consultorio web con nuestra psicóloga a disposición tuya las 24 horas. Nosotras estamos contigo en este proceso y constantemente tenemos contenido acerca de este tema para que estés acompañada.
¡No estás sola!
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