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10 de Septiembre
¡Hola, chicas! Vengo con el comentario de mi tía Sara, pero ¡no puedo creer que ya se esté terminando el año! ¿Cómo pasó esto? ¿No es increíble?
Diciembre es un mes en el que disfruto mucho, pero muchísimo, el tema de las despedidas, los deseos, las juntadas (debo ser de las pocas). A mi no me cansa, a mi me…¡encanta! Amo usar diciembre para encontrarme con gente que quiero mucho y a la que no puedo ver durante el año, por distancia, trabajo o esas cosas de la vida.
El último mes del año para mi tiene una magia única, los colores de la ciudad vistiendo de dorado y rojo, el aroma a jazmín invadiendo las cenas al aire libre, las reuniones, los reencuentros, las risas…Ahora que lo pienso, ¡creo que espero todo el año a que llegue esta época!
¿Cómo lo viven ustedes? Es un momento de balances, reencuentros y brindis? O les parece una pesadilla juntarse con este calor, un lío de gente en los bares y poca energía para seguir trabajando en el último tirón del año?
Hace una semana atrás, con la excusa del cumple de un amigo, nos juntamos un grupo. Durante este año nos resultó muy difícil vernos, así que aprovechamos la “excusa” y reservamos en un bar para despedir el año.
Mientras me preparaba para salir, iba imaginando cómo sería el reencuentro, y estaba feliz de poder verme con todos… hasta que llegó mi menstruación 3 días antes. Así, sin aviso, sin signos previos (no tuve ni una señal de mi cuerpo, o probablemente sí, pero opté por invisibilizarla).
Mi primera reacción fue de enojo, ¡yo quería ir al bar a divertirme! y luego pensé “¿y qué me lo impide?, ¿mi menstruación?” Entonces me puse a analizar por qué el ciclo menstrual queda siempre en este lugar de obstáculo. “No puedo tener sexo porque estoy indispuesta”, “no puedo salir mucho porque estoy con Andrés”, “no puedo ir a la playa porque me vino”.
Ni siquiera la llamamos por su nombre. Y si, así como está planteada, la menstruación no es la menstruación, es un gran fagocitador de nuestra vida, una vez al mes. Esta expresión tan aparentemente casual: “me vino”, disfraza la riqueza y complejidad de lo que realmente significa menstruar en nuestras vidas, en nuestro ser mujer.
Y mientras buscaba mis tampones de Nosotras (que los amo fuerte), pensaba que en lugar de verla como una limitación, deberíamos reconocerla como un aspecto integral de nuestra salud y bienestar. La menstruación no debería ser un motivo para restringir nuestras actividades, sino más bien un recordatorio de la asombrosa capacidad de nuestros cuerpos para albergar vida y renovarse mensualmente.
Así que con esta reflexión en mente, busqué lo que necesitaba para llevarme…¡y salí a divertirme!
Por eso este reconocimiento a la menstruación. Porque a veces ni siquiera podemos nombrarla. Y esta falta de reconocimiento y la tendencia a dejarla siempre en este papel secundario, sucio, obstaculizante, imposibilitante incluso en algunos casos, contribuyen a perpetuar el estigma y la incomodidad.
Pero la menstruación es una parte fundamental de nuestra identidad femenina. Aceptar y comprender las etapas del ciclo menstrual nos empodera, permitiéndonos vivir nuestras vidas sin restricciones, respetando nuestra naturaleza.
Una danza cíclica que nos atraviesa una vez al mes. No sólo es hormonal, también es emocional, social, cultural y hasta religiosa. Y si, menstruar es también parte de nuestra sexualidad. Por ejemplo, en la religión judía, las parejas no pueden tener sexo ni contacto íntimo durante la menstruación de la mujer, y separan las camas al dormir, a esto se llama niddah o halajá niddah.
A lo largo de la historia de la humanidad, la menstruación ha sido envuelta en velos de misterio, silenciada por la vergüenza y el desconocimiento. Sin embargo, estas palabras vienen a poner luz en un tema que ha sido tabú durante siglos.
Históricamente, las mujeres han sido instadas a ocultar su menstruación, contribuyendo así a un ciclo vicioso de ignorancia y vergüenza. Este silencio ha sido una herramienta de control y una manifestación de la desigualdad de género arraigada en muchas culturas.
Piensen por ejemplo en esto que les contaba en la religión judía, imaginen que las parejas se separan físicamente durante la noche para no tener contacto físico durante estos días. Así, se van creando mitos, tabúes, no sólo en función de la menstruación sino de la vulva, de la vagina, de la mujer, que nuevamente queda en este lugar de sucia, pecaminosa, intocable.
No casualmente vas por la góndola de una farmacia y te encontrás con productos de higiene íntima femenina: desodorantes para la vulva con olor a jazmín, jabón líquido con aroma a manzanilla, espumas con fragancias a rosas ¿Por qué necesitamos que huela a flores? O mejor dicho, ¿lo necesitamos?
Así, la sociedad, influenciada por normas culturales y religiosas, ha contribuido a la creación de un tabú alrededor de la menstruación. Y si a esto le sumás la falta de ESI, es comprensible que las mujeres tengamos una carga emocional adicional en torno a algo tan natural.
Ser cíclicas no solo señala la capacidad del cuerpo para la reproducción, sino que también marca el inicio de una conexión más profunda con nosotras mismas: en cada ciclo menstrual tenemos una oportunidad única para el autocuidado.
La manera en que nos tratamos, nos hablamos y nos cuidamos a nosotras mismas durante este tiempo, refleja nuestro amor propio.
Claramente no es lo mismo estar odiada, fastidiosa y molesta en tu casa con la luz apagada y encerrada en tu habitación sin querer salir, que aprender a respirar, prepararte una taza de té y priorizar tus productos de gestión menstrual de Nosotras todos los meses cuidadosamente seleccionados y listos para vos. Es decir, ocuparte y hacerle un lugar a la menstruación en tu vida.
Por eso, esta es una buena oportunidad para dejar de ver la menstruación únicamente como un proceso de fertilidad, sino como un momento de variabilidad hormonal, que nos adentra en cambios emocionales y físicos que dan la oportunidad de conectar, justamente, con Nosotras.
Si aún así te cuesta conectar con tu menstruación, no te preocupes, te dejo acá algunas ideas para empezar a entender qué es la menstruación para Nosotras y cómo amigarte con tu ciclo:
Comprender cómo funciona tu cuerpo es clave para sentirte en sintonía con vos misma. Desde la app de Nosotras podés llevar un registro de tu ciclo menstrual, entendiendo también que no somos una máquina perfecta: habrá variaciones esperables.
Tomate tu tiempo y andá a una farmacia o a cualquier supermercado y elegí tus productos de Nosotras. Hay una gran variedad disponible y vas a poder explorar diferentes alternativas según tu comodidad, desde toallas con o sin alas, nocturnas, protectores diarios y hasta tampones en tres tamaños diferentes, acorde a la cantidad de flujo menstrual.
Algo que me gusta mucho recomendar y en lo que hago mucho hincapié es en el autocuidado. Date un baño relajante, alimentate de manera saludable y hacé ejercicios leves a moderado para estar cómoda y generar endorfinas y dopaminas, hormonas del bienestar que harán que te sientas mejor.
Sé lo que estás pensando. Todo muy lindo, conecto con mi cuerpo, me brindo autocuidado, puedo elegir mis productos…pero ¿y si tengo una cita? ¿y si quiero tener sexo durante la menstruación?
La menstruación no es un impedimento, lo hemos visto en otras notas y en reels que hice para Nosotras. Sin embargo, entiendo que no te sientas cómoda con la sexualidad. Lo que sugiero es que no dejes de salir por estar menstruando, no dejes de ir a una cita con una persona que te gusta: porque entonces sos vos misma quien está reduciendo toda la sexualidad únicamente a la penetración.
La sexualidad empieza desde el momento en que se escriben para coordinar una salida. Ahí inicia la fantasía, el famoso “¿qué me pongo?”, elegir la ropa, el maquillaje, las expectativas, etcétera.
Entonces, ¿segura que la sexualidad es sólo penetración? Disfrutá de la salida, o de ese momento de profunda conexión, si es que estás en pareja estable, que les permita a ambos entender que menstruar no es un impedimento.
La menstruación puede ser una llave que abre otras puertas, diferentes, donde el sexo no pasa únicamente por la penetración, sino por la conexión emocional, física e íntima con otras prácticas: desde abrazarse y besarse, hasta dar sexo oral por ejemplo. Como en todo: diálogo, mucho diálogo.
La menstruación es mucho más que un proceso biológico, es un proceso de autodescubrimiento, empoderamiento y conexión. Al desafiar los estigmas arraigados y liberar el diálogo en función de la menstruación, las mujeres podemos transformar el ciclo mensual en una celebración de nuestra feminidad y fortaleza.
Somos cíclicas, sí. Pero menstruar no es un problema, no es una enfermedad, no debería ser motivo para dejar de lado nuestra vida social, afectiva o íntima. La menstruación no es un inconveniente, sino una parte intrínseca y hermosa de la experiencia femenina que merece ser celebrada y entendida en toda su complejidad.
En la medida en que entendamos la menstruación como una fuerza positiva en nuestras vidas, podremos desmantelar el estigma que la rodea y contribuir a una sociedad más informada y respetuosa.
Celebrar la menstruación es un acto de resistencia a la herencia patriarcal y de empoderamiento que nos permite abrazar plenamente nuestra feminidad y conectarnos con esta maravilla inherente que sólo Nosotras podemos vivir: ser mujer.
¡Qué tengan un excelente cierre de año 2023, y un gran 2024! Gracias por haberme acompañado con su lectura hasta acá.
Nos reencontramos en el 2024 con muchísimo más para Nosotras. 😀 Maru.-
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