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13 de Marzo
Últimamente la palabra ‘workaholic’ está por todas partes y, aunque es posible que no nos demos cuenta, ya hemos empezado a aplicarla en nuestro día a día, queriendo terminar todas nuestras tareas escolares o pendientes laborales, sin pensar que necesitamos un descanso y tiempo para nosotras mismas, y para lograrlo necesitamos aprender a ser más flexibles, para lograr una estabilidad emocional y un balance en nuestras vidas.
Como siempre, nosotras venimos a darte algunos consejos que serán súper útiles para que aprendas que la flexibilidad sí o sí, ¡debe estar en tu día a día!
1. ¡Planea las cosas con tiempo! Deja de pensar que eres súper pro trabajando o haciendo las cosas bajo presión, siempre será mejor tener tiempo y tranquilidad. ¡Sí! Es posible que rindas mucho cuando sientes que la entrega de un proyecto te está respirando en el cuello, pero recuerda siempre que eso no es lo ideal. Tener una buena planeación te traerá mejores resultados y mucha más calma.
Tip extra: ¡Vuélvete bff de las agendas y planners! Realiza tus planeaciones semanalmente, y hazlo antes de empezar una nueva, puedes desarrollarlas todos los domingos, y organizar tus tareas y pendientes en cada día, para que así tengas un panorama general, y si en algún momento tienes que ceder y mover alguno, no tendrás problema porque tienes todo muy organizado.
2. ¡Organiza tus pendientes en orden de prioridades! Así tendrás súper claro cuáles son las cosas que necesitan estar listas con urgencia, y cuáles son las que puedes aplazar en caso de que se presente algún imprevisto. Para esto, es muy importante que intentes ponerle fecha de finalización a cada uno de tus pendientes.
Esta es una súper forma de organizar tu día y mejorar tu rendimiento, además si por x razón necesitas enfocarte más tiempo en una tarea, podrás aplicar la flexibilidad y aplazar la que no tiene que estar para ya.
3. ¡Delega y pide ayuda! Sí, no todo tienes que hacerlo tú, además tienes que aprender a confiar en los demás, y si lo necesitas ¡pide ayuda! Esta es la mejor forma de ser flexible y quitar de tu espalda tantas cargas, que finalmente, puede hacer alguien más.
Para esto, siéntate a pensar quién es la persona adecuada para cada tarea y empieza a pedir ayuda, vas a ver cómo la calma entra a tu vida y logras encontrar salida a todo esa montaña de tareas.
4. ¡Identifica los momentos del día en los que eres más productiva! Y ¿cómo haces para encontrarlos? ¡Fácil! Debes pensar en qué horas del día se te hace más fácil concentrarte, ¿cuál es el momento en el que tu rendimiento mejora y sientes que haces las cosas más rápido? Muchas mujeres prefieren madrugar porque saben que en la mañana tienen más energía, se concentran más fácil y logran terminar muchos de sus pendientes, pero a otras les va mejor en la tarde/noche, porque no tienen tantas distracciones.
Esto es precisamente lo que tú debes hacer, identificar tus momentos de alta productividad, para que esto te sirva para organizar las tareas que de pronto requieren un poco más de concentración, y así poder ser más flexible a la hora de organizar tus semanas o tus días.
5. ¡Separa tiempo para ti! Dentro de la flexibilidad siempre estará la opción de tomarte un respiro, parar y respirar, para después volver a enfocarte. Por eso, una idea genial es sacar mínimo una hora al día en la que te dediques a ti misma, en la que medites, escribas, leas, o hagas alguna actividad que amas. ¡Esto te traerá paz interior y te enseñará a volver a ti y entender que siempre siempre debes flexible!
Si algo no se da en el momento que quieres que se dé, es porque todavía no estás lista para eso, y necesitas un poco más de preparación, así que deja que las cosas fluyan, regálate un momento para ti y ¡sé flexible!
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